Editores: Joel Matthews escribió esto para nosotros en respuesta al artículo publicado en EDN 121 sobre productores y la aversión al riesgo. Él nos explica: “Dick Tinsley subrayó una causa importante del fracaso de los campesinos pobres en cuanto a adoptar tecnologías intensivas en mano de obra y creo que está en lo correcto en su evaluación. He trabajado en el mismo problema desde el otro extremo del espectro laboral. Mi investigación ha mostrado que muchos productores campesinos también prefieren tampoco participar en técnicas de ahorro de mano de obra, pero este fenómeno exige otra explicación”. El artículo a continuación explica los hallazgos de Joel en base a su trabajo pasado en actividades para el desarrollo (junto a Tony Rinaudo) en el Proyecto de Desarrollo Integral Maradi (“Maradi Integrated Development Project”), y su actual investigación de doctorado entre los Hausa de Níger.
Case study of a technique rejected by farmers
No hay ninguna duda en mi mente acerca de que los productores de África Occidental quieren el desarrollo si eso significa, entre otras cosas, una agricultura más productiva. Por supuesto que ellos preferirían cosechar siete en vez de tres sacos de sorgo por hectárea. Si eso es así, ¿por qué tantos escogen no involucrarse en proyectos de desarrollo diseñados para incrementar la productividad? Dick Tinsley ofreció una explicación en su artículo “Replanteamiento de un supuesto básico en el desarrollo agrícola,” en EDN 121. Sus argumentos tienen sentido cuando las innovaciones requieren más mano de obra de la que los productores ya están aplicando porque muchos productores de subsistencia se han quedado sin alimentos para la época de siembra y cuentan con pocas de las calorías necesarias para implementar innovaciones intensivas en mano de obra. Pero, ¿qué explica la decisión de no participar en una innovación que promete una mayor productividad pero requiere menos mano de obra de la que ya están aplicando los productores?
Viví en una finca experimental de diez acres situada justo en las afueras de un poblado en Níger, África Occidental, donde trabajaba con un pequeño equipo de productores Hausa probando soluciones para problemas comunes de baja productividad. Todas nuestras innovaciones necesitaban tener un costo muy bajo o inexistente y se basaban basadas en lo que ya los productores se encontraban haciendo, como Ziziphus injertado, panales de abeja construidos localmente, y cercas vivas. No tengo dudas de que muchas de estas técnicas, junto a otras desarrolladas por mis colegas en el Programa de Desarrollo Integral Maradi (MIDP), eran técnicamente exitosas y culturalmente apropiadas. Aun así, pocos productores llegaron a adoptar las técnicas. La única excepción es la adopción generalizada de regeneración natural (especialmente en poblados que no son del proyecto), tal como lo describe Tony Rinaudo en números recientes de EDN.
Permítanme ofrecer un ejemplo de una innovación que fue rechazada: las cercas vivas. Esta es una innovación importante ya que resuelve varios problemas ambientales y de productividad serios con muy poco esfuerzo y sin costo. Los productores Hausa en la región siempre han batallado para mantener a los ‘visitantes’ indeseados alejados de sus huertos de estación seca. Estos visitantes van desde vacas errantes a ladrones nocturnos. La solución tradicional es cortar ramas de árboles espinosos de los alrededores y enterrarlas en hoyos de poca profundidad y con poco espacio entre ellos en los límites del huerto. Los huertos de estación seca son entonces sembrados en arcilla pesada en zonas bajas una vez que el agua de inundación ha retrocedido y el pesado suelo es trabajable.
Una cerca construida con ramas espinosas es mediocre en el mejor de los casos, no es una barrera efectiva en contra de los ladrones que simplemente pueden empujar las ramas con una vara larga. Estas cercas temporales, que necesitan de una constante renovación debido al daño causado por las termitas, causan deforestación y ofrecen muy poco retorno por la inversión. Además, debido a la inefectividad de esta barrera, los productores deben pasar las frías noches en sus huertos, o contratar guardianes (un gasto que apenas pueden sufragar) para interceptar a los ladrones. Una solución en la que trabajó mi equipo por varios años son las cercas vivas. Una cerca viva reemplaza a las ramas espinosas muertas con vivas, es permanente y brinda beneficios adicionales tales como la producción de madera y forraje para animales.
Con el fin de pasar de las cercas espinosas muertas a las vivas, debe modificarse la práctica tradicional de construir cercas a partir de ramas cortadas. Primero, deben obtenerse plántulas de espinas antes de que puedan sembrarse. Debido a que muchos productores no usan su ingreso disponible para adquirir plántulas de espinas, deben sembrar las suyas. Las semillas pueden recolectarse de árboles espinosos locales y esparcirlas en una parcela arenosa elevada. Este paso requiere de muy poco tiempo o esfuerzo y debe realizarse en la estación lluviosa, varios meses antes que las plántulas vayan a necesitarse para ser trasplantadas, para eliminar la necesidad de riego. Las plántulas de los árboles espinosos deben trasplantarse a lo largo de los límites de la hortaliza, alrededor de un mes antes de que el barro de las tierras bajas sea trabajable para la siembra del huerto, y cuando es aún lo suficientemente húmedo para permitir que se establezcan las plántulas sin ningún tipo de riego o cuidados. De esta manera no se requiere riego desde el inicio hasta el final.
Experimentamos con varias variedades de árboles y arbustos espinosos locales, y encontramos muchas combinaciones que proporcionaron una cerca impenetrable en dos o tres años. Durante los primeros tres años algunas ramas espinosas muertas deben colocarse a lo largo de la línea de la cerca hasta que la cerca viva esté madura pero para el final del tercer año ya se ha establecido una cerca permanente e impenetrable. Además, después del tercer año la cerca puede ser cosechada para forraje animal (que siempre escasea), frutas comestibles, nueces y hojas, leña, espinas para la venta (para quienes continúan con la técnica de establecimiento de cercas a partir de espinas muertas), y postes de madera para la construcción o para la venta. En términos de retorno por los insumos, el proceso no es intensivo en energía o en tiempo, no requiere de desembolsos de efectivo y para el tercer año solamente requiere de la cosecha de madera para mantener la cerca podada y densa. Seleccionar la especie correcta de árbol espinoso y mantener podada la cerca minimiza la competencia entre la fila de la cerca y los cultivos cercanos, y las ventajas sobrepasan por mucho a las desventajas, tanto en términos de productos útiles provenientes de la cerca como en los ahorros que resultan al no haber robos ni daños causados por animales.
Una vez que nuestra cerca estaba funcionando bien y estábamos seguros de que habíamos escogido algunas de las mejores especies, estábamos listos para promover la innovación entre los productores locales. Por supuesto que los productores locales ya conocían acerca de las cercas vivas, las vieron establecidas durante los varios años que experimentamos con ellas y todos los días pasaban caminando por donde estaban creciendo. Además, cuando yo conversaba con productores locales, nuestra plática a menudo giraba alrededor de algunas de nuestras innovaciones, incluyendo las cercas. Los productores a menudo comentaban que ningún ladrón podría atravesar nuestra cerca, pero nunca solicitaron nuestra ayuda para ayudarlos a establecer una para ellos. Esto parecía raro, y más sabiendo que sus cercas consumían tiempo y eran inefectivas, pero necesarias. También era desalentador observar a los hombres deforestar el área cortando árboles espinosos para construir cercas efímeras y raquíticas año tras año.
En este punto alguien podría ofrecer un consejo familiar: “Nunca debes tratar de promover innovaciones a menos que te lo pidan”. Ese es un buen principio general, pero no siempre es práctico. Algunas veces las madres en el poblado necesitan que se les enseñe acerca de la nutrición y enfermedades infantiles aún antes que ellas lo pidan. Y la regeneración natural que es tan exitosa en nuestra área fue desarrollada sin preguntar a los productores si necesitaban restaurar los árboles en sus fincas —pero actualmente es ampliamente practicada por muchos de esos mismos productores.
¿Por qué los productores decidieron no adoptan la cerca de espinas? En este punto el lector perceptivo protestará porque no sabe lo suficiente sobre el contexto. ¿Era yo secretamente un racista? ¿Era incorregible? ¿Los vecinos Hausa me despreciaban en secreto? ¿Estábamos usando un árbol reservado solamente para propósitos sagrados? Estos temas nunca pueden eliminarse completamente como posibles factores, pero el equipo con el que trabajé estaba integrado por productores Hausa, y ellos creían que la gente adoptaría la idea de la cerca. Y si se necesitara de una perfecta armonía entre quienes adoptan y quienes poseen las nuevas tecnologías, ninguna tecnología podría haber sido adoptad por africanos. Pero claramente este no es el caso. Cuando los temas ya discutidos anteriormente han sido eliminados como posibles factores, mi investigación (la que aún está en desarrollo) sugiere otras razones. Un factor en particular, que resalta entre muchos que están surgiendo, es el dar de manera irresponsable.
El dar de manera irresponsable está estrechamente relacionado con un fenómeno que es muy familiar tanto para los pensadores como para profesionales del desarrollo: dependencia de la asistencia. De hecho, creo que uno de los factores principales que inhiben a los campesinos productores para adoptar innovaciones importantes es la dependencia fomentada por el dar de manera irresponsable. ¿Cómo y por qué sucede esto? Se crea un síndrome de dependencia cuando la gente se da cuenta que no necesita resolver sus problemas porque extranjeros ricos llegan regularmente a su poblado a ofrecer regalos. Esto regalos pueden provenir de facilitadores del desarrollo, misioneros o turistas. Por supuesto que el dar en sí mismo es un principio cristiano importante, pero el dar de manera desinformada y excesiva hace más daño que bien. De hecho, los visitantes estadounidenses son los peores culpables, especialmente los visitantes de iglesias estadounidenses que llegan armados con dinero para ayudar a los pobres. Parte del problema es que el dar hace sentir bien al que da, y el resplandeciente informe que regresa a las iglesias donantes solamente aumenta la tendencia a dar de manera irresponsable. Finalmente, el dador no se da cuenta de que el regalo fomentará la dependencia, o que la dependencia es muy destructiva para solucionar problemas en forma constructiva y sostenible.
¿Cuál es la solución? Continuar dando a los desposeídos, como viudas y huérfanos, pero aún así dar de una manera que no fomente la dependencia (esto no es fácil). En el contexto del desarrollo, restrinja el dar al dar su tiempo. Pase mucho tiempo con la gente: coma con ellos, compre sus mangos, asista a sus bodas y visítelos cuando estén enfermos. Y aconseje a los estadounidenses visitantes sobre cómo y cuándo dar. No les deje dar a manos llenas.
Sugerencias de lectura adicionales (por los editores)
When Helping Hurts por Corbett y Fikkert
When Charity Destroys Dignity por Glenn Schwartz
Western Christians in Global Mission por Paul Borthwick
African Friends and Money Matters por David Maranz
Cita este artículo como:
Matthews, J.R. 2014. Por qué muchos productores africanos prefieren no involucrarse en actividades de desarrollo. ECHO Notas de Desarrollo n.o 123