Los primeros plaguicidas sintéticos aparecieron en el mercado en la década de 1940, y obtuvieron resultados muy positivos en términos del aumento de los rendimientos agrícolas. Veinte años después, se escucharon las primeras acusaciones de daños a la salud de las personas y el medio ambiente en el libro “Primavera silenciosa” (Carson, 1962).
Desde entonces, ha continuado el debate sobre los riesgos y los beneficios de los controles sintéticos de plagas y se han realizado numerosas investigaciones sobre el impacto de los plaguicidas sintéticos sobre el medio ambiente. En 2022, se estima que 2.7 millones de toneladas métricas de plaguicidas con ingredientes activos registrados se han aplicado a los cultivos mundiales (FAO, 2022). La proporción de plaguicidas aplicados que entran en contacto con las plagas objetivo o que ingieren es mínima, incluso menor que el 0.01 % en muchos casos, debido a la deriva de pulverización durante la aplicación, la degradación abiótica y biótica y otros factores (Duke, 2017). Para conocer más sobre cómo los plaguicidas afectan el suelo, el agua, el aire y los animales (incluyendo los humanos), sírvase ver Pathak et al. (2022).
Los plaguicidas de amplio espectro exponen potencialmente a los organismos no objetivo a tratamientos y efectos secundarios indeseables que pueden afectar a las personas, las comunidades y los ecosistemas. Como manipulador de plaguicidas, uno puede exponerse a ellos por inhalación o por medio del contacto con los ojos, la boca o la piel al mezclar/cargar los plaguicidas o durante su aplicación. Esto es válido tanto para los plaguicidas sintéticos como para los naturales. A menudo los productores no cuentan con el suficiente conocimiento sobre cómo mezclar y manipular los plaguicidas, sobre cómo eliminar los recipientes que los contienen, así como tampoco sobre el uso del equipo de protección personal (EPP) en las formas apropiadas. Para evitar el contacto con plaguicidas, lea las etiquetas en su totalidad, utilice el EPP adecuado y lave la ropa y el EPP utilizados en la aplicación de los mismos con la precaución correspondiente. Si no tiene a su disposición la etiqueta de un plaguicida, investigue su nombre (común o químico) para conocer más sobre él antes de aplicarlo.1
Los plaguicidas sintéticos son una opción que muchos pequeños productores utilizan para garantizar la protección del cultivo. Entre los factores que influyen sobre la decisión de los productores para aplicar plaguicidas sintéticos figuran la aceptabilidad social, la comerciabilidad del cultivo específico si se daña, la población y densidad de la plaga, el tamaño del campo, los ingresos y la presión de plaga de las fincas circundantes. Se recurre con más frecuencia a los plaguicidas sintéticos cuando las poblaciones de plaga se encuentran a niveles demasiado altos para las opciones de control cultural o mecánico, o cuando los productores están acostumbrados a utilizar un producto. Los bioplaguicidas son una alternativa a los plaguicidas sintéticos que los productores pueden utilizar como parte de un plan de manejo integrado de plagas.
Los bioplaguicidas como una opción de control natural de las plagas
Los plaguicidas naturales están hechos de extractos de plantas (hojas, frutas, cáscaras, semillas, etc.) y son accesibles para los pequeños productores. Ciertas plantas, minerales, o materias orgánicas repelen o matan las plagas por medio de varios mecanismos. Los productores pueden utilizarlos para preparar soluciones conocidas como “bioplaguicidas” o plaguicidas biológicos. Estas preparaciones actúan sobre las plagas en distintas formas, incluidas repeler, inhibir la reproducción o erradicar las plagas de cultivos. Los bioplaguicidas son más eficaces cuando se aplican con regularidad como medida de prevención.
Este artículo presenta dos bioplaguicidas que han sido popularizados por ECHO África Occidental, los cuales se basan en la experiencia, el conocimiento cultural y la sabiduría de los productores
Bioplaguicida de chile, ajo, cebolla, y polvo de semilla de neem
Éste es un bioplaguicida de amplio espectro elaborado a base de chile (Capsicum annuum), ajo (Allium sativum), cebolla (Allium cepa), y polvo de neem (Azadirachta indica), cada uno conteniendo ingredientes activos para combatir plagas.
Ingredientes:
- 1 kg de ajo, pelado
- 1 kg de polvo de semilla de neem2
- 1 kg de chile
- 1 kg of onion, peeled
- 1 de cebolla, pelada3
- 7 L de agua
Equipo requerido:
- mortero
- colador o paño fino
- cubo (con tapa si es posible)
- bidones metálicos limpios, vacíos para colocar el producto
Preparación:
- Maje los ingredientes (chile, ajo, cebolla, semilla de neem sin cáscara, y una unidad de jabón; Figura 1)
- Mezcle todos estos ingredientes en un cubo
- Agregue 5 L de agua, remueva, y deje reposar 24 horas
- Filtre el contenido con un colador o paño finos (Figura 2)
- Agregue 2 L de agua al residuo y filtre de nuevo
- Mezcle bien todo y colóquelo en un bidón metálico para guardarlo (Figura 3)
Uso del producto:
Diluya a una proporción de 1 L de producto por 9 L de agua o utilice 1.5 L de producto en 13.5 L de agua para verterlo en un pulverizador de 16-L. Es mejor aplicar los tratamientos por la noche. Puede utilizarse como tratamiento curativo o preventivo una vez a la semana o cada dos semanas. Un volumen de producto no diluido de 6 L es suficiente para cubrir una hectárea.
Almacenamiento del producto:
Cierre herméticamente la tapa del recipiente. El producto puede almacenarse hasta por tres meses. Cada vez que se abre el envase, el producto pierde algo de efectividad. Es mejor envasar el producto en botellas de 0.5 L y mantenerlas en un lugar seco y sombreado.
Plagas objetivo:
El producto es eficaz contra insectos como la mosca blanca (Aleyrodidae), las orugas (Lepidoptera), la langosta del desierto (Schistocerca gregaria), las termitas (Isoptera), las hormigas (Formicidae), y los áfidos (Aphidoidea). Este bioplaguicida también puede utilizarse para tratar las pulgas de la gallina (Ceratophyllus gallinae) en parvadas de pollos locales.
Ash broth biopesticide
Éste es un bioplaguicida que se hace por medio de un proceso de cocción utilizando ceniza de madera, chile y jabón local.
Ingredientes:
- 3 kg de ceniza de madera limpia (bien colada)
- 2 kg de jabón local, rayado/pulverizado
- 0.5 kg de chile seco o fresco
- 25 L de agua
Equipo requerido:
- cubo
- mortero
- olla grande
- colador
- botellas o bidones teñidos4
Preparación:
- Hierva el agua en la olla
- Agregue el jabón al agua hirviendo, dejando que se derrita sin remover (Figura 4)
- Espere dos minutos y agregue algo de ceniza gradualmente removiendo a la vez
- Agregue el chile (Figura 5)
- Deje que hierva a borbotones durante al menos 10 minutos, removiendo constantemente
- Retire del fuego y deje enfriar
Uso del producto:
Diluya a una proporción de 1 L de producto por 15 L de agua en un rociador de 16 L. Es mejor aplicar los tratamientos por la noche. Puede utilizarse como tratamiento curativo o preventivo una vez a la semana o cada dos semanas.
Almacenamiento del producto:
La preparación se filtra y se envasa en botellas o bidones teñidos o de colores y se almacena en un lugar seco y sombreado hasta por seis meses.
Plagas objetivo:
Esta preparación puede utilizarse para controlar áfidos, mosca blanca, orugas, y cochinillas (Pseudococcidae). Este bioplaguicida puede utilizarse también para tratar piojos (Menoponidae) en parvadas de pollos locales.
Conclusión
Los bioplaguicidas se preparan a partir de materiales orgánicos o minerales locales y ayudan a limitar la invasión y el alcance de plagas y enfermedades de los cultivos. Dañan muy poco el medio ambiente o la salud de los productores y los consumidores. Son fáciles de preparar y utilizan y requieren costos de preparación mínimos.
Referencias
Carson, R. 1962. Silent Spring [La primavera silenciosa]. Boston :Houghton Mifflin, 2002.
Duke, S.O. 2017. Pesticide Dose – A parameter with many implications: Effects on the environment and target and non-target organisms [Dosis de plaguicidas – Un parámetro con muchas implicaciones: efectos sobre el medio ambiente y organismos objetivo y no objetivo]. American Chemical Society.
FAO. 2022. Pesticides use, pesticides trade and pesticides indicators – Global, regional and country trends, 1990–2020 [Uso de plaguicidas, comercio de plaguicidas e indicadores de plaguicidas– Tendencias mundiales, regionales y por país, 1990–2020]. Informes analíticos FAOSTAT, no. 46. Roma. https://doi.org/10.4060/cc0918en
Pathak V.M., V.K. Verma, B.S. Rawat, B. Kaur, N. Babu, A. Sharma, S. Dewali, M. Yadav, R. Kumari, S. Singh, A. Mohapatra, V. Pandey, N. Rana, and J.M. Cunill. 2022. Current status of pesticide effects on environment, human health and it’s eco-friendly management as bioremediation: A comprehensive review [Situación actual de los efectos de los plaguicidas en el medio ambiente, la salud humana y su manejo ecológico como biorremediación: análisis exhaustivo]. Frontiers in Microbiology 13:962619. doi:10.3389/fmicb.2022.962619.