Descripción

La malanga (papa china, pituca, taro) es una importante planta de la familia de las aráceas que tiene un cormo feculento y comestible con alto contenido de carbohidratos. Los cormos son tejido alargado del tallo que almacena las reservas de la planta debajo del suelo. El tamaño y la forma del cormo varían en función de la variedad, las prácticas agronómicas y los factores ecológicos. Los cormelos son cormos que se forman a los lados del cormo principal. 

Las variedades se clasifican en grupos de tierras altas y bajas según las necesidades de riego. Las variedades de tierras bajas suelen sembrase  en lugares permanentemente anegados, mientras que las variedades de tierras altas se cultivan en camas de siembra regulares, en sistemas agroforestales e incluso en laderas. Las variedades también se caracterizan por la formación del cormo y cormelos. C. esculenta var. esculenta, también se conoce como tipo taro (y también “dasheen” en inglés), tiene cormos centrales más grandes y cormelos más pequeños mientras que C. esculenta var. antiquorum, se conoce como tipo “eddoe” (en inglés), tiene cormos centrales más pequeños y cormelos más grandes (Labot, 2009). La masa del cormo puede ser blanca, amarilla, anaranjada, rosada, roja e incluso morada. El tiempo de la siembra a la cosecha puede variar de los 5 a los 12 meses, según la variedad. El origen geográfico de la malanga es Asia, el Sudeste de Asia y Melanesia.

Beneficios

La malanga puede llenar varios nichos agroecológicos que no han sido llenados por muchos cultivos, particularmente en suelos anegados que albergan muy pocas especies de cultivos. La malanga está bien adaptada a la siembra en sotobosque en esquemas agroforestales y es más tolerante al clima tropical que la mayoría de los cultivos feculentos. Tiene varias partes comestibles, incluyendo hojas nutritivas y cormos feculentos. No es susceptible a las enfermedades y plagas que afectan a la batata (Ipomea batatas) y puede encajar en esquemas de rotación. La malanga tiene una mayor vida de anaquel que la batata (en presencia de gorgojos) al igual que de la yuca (Manihot esculenta), lo cual puede convertirla en un cultivo valioso para fines de almacenamiento. Tiene una vida de anaquel más corta que el ñame Dioscorea. El cultivo puede ser muy sencillo/primitivo. Se ha especulado que la malanga es uno de los cultivos más antiguos domesticados por el ser humano, utilizando en esa semi-agricultura herramientas muy primitivas como la coa.

Cultivo

Resiembre la malanga anualmente. Siembre los cormos enteros de 15 a 45 cm debajo de la superficie del suelo, asegurándose de que la parte superior del cormo esté hacia arriba en el hoyo de siembra. La profundidad de siembra depende del tipo y salud del suelo así como de la variedad de malanga. Siembre las variedades que producen cormos centrales grandes un poco más profundos que los que producen cormelos. Los cormos forman el sistema de brotes a medida que la planta crece. Si el material de propagación se siembra a muy poca profundidad, los cormos serán más pequeños al momento de la cosecha y las plantas tendrán más hojas. Utilice material vegetativo de la temporada anterior que sea un poco más grande que el tamaño de un huevo (200-400 g). Utilizar pedazos más pequeños que esto produce plantas débiles. En áreas proclives a la sequía, utilice pedazos más grandes para asegurar el éxito. Siembre en filas en forma triangular, 50-80 cm entre filas y 60-100 cm entre plantas. Las variedades de hojas más grandes (Figura 7) necesitan un espaciamiento más ancho que las variedades de hoja angosta.

Temperaturas menores a 15°C producen dormancia en la mayoría de cultivares (Labot, 2009). Si en su área hay heladas, asegúrese de sembrar después de la última probabilidad de heladas para evitar daño en el brote. Temperaturas bajo cero matarán a las plantas.

En la mayoría de los contextos, no se fertiliza la malanga. Las plantas responden bien a enmiendas agrícolas entre 3 a 4 meses después de la siembra, cuando se produce el rápido crecimiento radicular (Labot, 2009). El potasio es esencial para el inicio del cormelo pero puedo provocar una sobre-producción de cormelos en suelos con alto contenido de potasio. Los investigadores Hartemink y Johnston (1998) encontraron que la fertilización aumentó3 rendimientos al cosechar la malanga a mediados del ciclo, a los 126 días  (~4 meses) después de la siembra pero no aumentó el rendimiento considerablemente al cosechar a los 231 días (~7.5 meses) tras la siembra. 

Las necesidades de agua difieren según la variedad. El suministro de agua es más importante durante las primeras 20 semanas después de la siembra, cuando se desarrolla la mayor parte del sistema de brotes. Las variedades de tierras altas son más resistentes a la sequía con algunas variedades que no resisten el anegamiento. Las variedades de tierras bajas se cultivan ya sea donde el agua se mueve constantemente o en terrenos que están anegados en forma permanente.  

Algunos productores en Nigeria cultivan malanga y arroz juntos, con dos filas de malanga a 60 x 60 cm de distancia alternando con cuatro filas de arroz (Labot, 2009). Posibles cultivos intercalados de malanga de tierras altas incluyen frijoles, batatas, maíz dulce y maní (Peña y Melchor, 1993).

El manejo de malezas es importante en los primeros cuatro meses de crecimiento o hasta que el dosel se cierra y la malanga da sombra a las malezas en forma natural y no prosperan.

Cosecha (Figura 8)

Si en su área se producen heladas, coseche antes de la primera helada. La malanga está madura cuando las hojas más viejas comienzan a ponerse amarillas naturalmente y los tallos de las hojas se acortan. También podrá observar que los cormos arriba de la superficie del suelo comienzan a adquirir forma de cuello de botella. Si se llenan las necesidades de fertilización del suelo y de riego, puede esperar que la malanga de tierras altas produzca entre 30 y 60 t/ha, aunque se han registrado rendimientos de hasta 110 t/ha (Spriggs, 1981). Sin manejo intensivo, espere rendimientos de 8 a 16.5 t/ha (Lebot, 2009). 

Plagas y enfermedades 

En general no hay muchas plagas que afecten la malanga. Los gorgojos de la malanga (Papuana spp. y and Eucopidocaulus spp.), los saltadores de la hoja de la malanga (Tarophagus proserpina), los áfidos (Aphididae), la esfinge de banda plateada (Hippotion celerio), y los caracoles manzana (Ampullariidae) son algunas plagas que tienen importancia económica para la malanga (Lebot, 2009). Los métodos de control para los gorgojos de la malanga incluyen ceniza de madera, inundación, cultivos trampa (p. ej. con caña de azúcar silvestre [Saccharum spontaneum] o bananos [Musacaeae]), aplicación de mulch, cultivos intercalados, ajuste del momento de la siembra y control biológico. Los saltadores de la hoja de la malanga y los áfidos vectores de virus afectan el crecimiento del cultivo y también provocan daño foliar al chupar la savia. El áfido de la raíz de la malanga (Patchiella reaumuri) es  una plaga sólo para la malanga de tierras altas mientras que los caracoles manzana suelen ser plagas sólo para los cultivos de malanga de tierras bajas. Los nemátodos también pueden afectar los rendimientos de la malanga tanto en contextos de tierras bajas como altas.  La pudrición bacterial blanda y el tizón foliar son las principales enfermedades microbianas de la malanga.  Algunas de las mejores maneras de mitigar las enfermedades tanto de insectos como microbianas para la malanga son el uso de la rotación de cultivos, el uso de material de siembra no infectado, y la siembra en policultivos (cultivos intercalados). 

Nutrición y cocina 

Los cormos de varias aráceas son comestibles pero deben procesarse antes del consumo debido a los altos niveles de ácido oxálico. Los cristales de oxalato de calcio producen incomodidad al ingerirse, como el pinchazo de una aguja, y pueden causar dolores de estómago intensos. Las variedades contienen distintas concentraciones de oxalatos. Una variedad, “Lampung hitam” que se cultiva en Bogor, Indonesia, tiene niveles que son tan bajos que los cormos solo necesitan cocinarse poco tiempo (Lebot, 2009). Entre 20 variedades, el contenido de proteína bruta y oxalato total  de los cormos fue  de 1 al 2% y 8 a 130 mg/100 g respectivamente (Sen et al., 2005). 

La malanga tradicionalmente se hace en una pasta llamada “poi” en Hawái o “achu” en Ghana. Los cormos o cormelos se cuecen, se pelan y se machacan con un mortero hasta que se suavizan. Algunas veces la pasta se fermenta. Otro método de procesamiento tradicional de Nigeria es hervir (alrededor de tres horas), luego pelar y cortar en rodajas de 1 cm que se secan al sol hasta que se rompen entre los dedos (Nwana anyd Onochi, 1979). También puede hacerse harina y chips de malanga secándola al aire y luego moliéndola o friéndola, pero debe seleccionar variedades con bajos niveles de oxalatos para estos fines.

Las hojas de algunas variedades de malanga son comestibles. Las hojas tienen 4.2% de proteína y contienen 426 mg de oxalato total/100 g de material foliar, con la mayoría de los oxalatos en forma de oxalato de calcio (Bradbury y Holloway, 1988).

Referencias